martes, octubre 31, 2006

Retratarse retratando


“Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio.” Desde luego, Truman Capote (1924-1984) no conocía la contención cuando se trataba de hablar de sí mismo, una honestidad y una brillantez que tampoco le faltaban cuando miraba por la ventana del papel en blanco y vertía sus testimonios sobre la vida que discurría ahí afuera.
En su momento, a Capote se le estudiaba como uno de los referentes del nuevo periodismo, esa escritura donde convergía la verosimilitud de los reporteros y el arte de los creadores. Ahora se intenta explorar su personaje con películas notables donde queda de relieve su hambre de reconocimiento y la entrega con la que se abandonaba a la literatura y los excesos.
Pero sí de verdad quieres conocer al ser humano, a ese escritor que rebosaba frescura y acierto a la hora de filtrar sucesos y conciencias con las palabras, leelo. Visita por ejemplo Música para camaleones, un muestrario de cuentos, rarezas, reportajes y autoconfesión que conmueven e inspiran casi sin descanso.
Surgirá algún pero, claro. El exceso de localismos o algunas pegajosas obsesiones: los asesinos y sus motivaciones o el envanecimiento personal. Pero apenas si se nota, porque lo importante discurre durante una lectura donde te puedes sentir más inteligente, más sensible, más desolado también, más lúcido y consciente en suma. Y el mérito corresponde, claro, a esa implacable retratista del mundo real, el señor Capote, el tipo que crea relatos fantásticos y sugerentes solo con ejercitar la memoria y su talento para la puntuación y los diálogos.
El libro contiene vida y desgarro en cantidades industriales, pero hay dos piezas que conmocionan por encima del resto: Día de trabajo y Hola desconocido. En la primera, acompaña a una mujer de la limpieza durante su jornada. Lejos del aburrimiento, Capote compone un fresco lleno de sugerencia (por los sitios que visitan) y ternura (por la latina mujer que se confiesa). La segunda, rezuma inquietud y poesía con una rara conexión personal entre un cuarentañero y una quinceañera.

domingo, octubre 29, 2006

Entra frío


Algunas veces
algunas noches

la memoria me inventa días felices

instantes donde reíamos por todo lo que no sucedía

lunes eternos

donde nos caían cervezas
como latigazos de luz,

mientras nos abandonábamos
a la rotunda relajación de un secreto
o el sabor de unas bravas.

Tres amigos, unas pocas notas de rock
y la sensación de que todo debería ser así de despacio.

Esos momentos.
Cuando se escapan un par de alegrías,
el calor de tu piel detenida en unos ojos profundos y tristes.

También las bromas del escritor con mejores ambientes
alguien con quien explorar salvajes princesas

noches en las que me quedaba mirando pared
confiando en que los dibujos detuvieran su movimiento

mientras estos miedos
me seguía desenjaulando

todos.

No digo que no me estuviese haciendo daño
ya sabes
por dentro.

Pero nos bastaba con la luz del parque
en
cualquier duda de Aluche.

Las ventajas del cartón de vino y
la certeza de que nuestros cuerpos no podrían
soportar tantas incertidumbres.


No eran los mejores tiempos
pero sirven para venerarlos
porque eran los nuestros.

La risa de cuando disparatas,
sus despistes cargados de genialidad
o el modo en que ignorábamos las tormentas.

Poco aire

parecida tristeza

y la rabia de
cuando nos hemos
ignorado con tanta tarde esta cordialidad.

Tarde que ya no puede ser noche.

Supongo
no era para tanto.

aunque a veces

siga entrando frío.

lunes, octubre 23, 2006

Niños llave


Los niños caminan lentos
lentos
como si el mundo se hubiera televisado sin descanso.

Toda la prohibición
surge sin condiciones
basta la electricidad
de un pensamiento.

El reflejo movimiento de una curiosidad


(antipoderes del ordenador)


¿De dónde vienen esos adultos prematuros?

Una mujer joven y madura
los protege con su

tristeza de lunes reciente.


Pero no es fácil
despertarse con la voz metalizada de una
rock celebridad.
Sigue siendo un despertador.

El problema de cuando
la radio
habla por los que no conoces.

Meditabundo como
un adelantado.

Sólo.

Mareado por una responsabilidad con la calle

Y continúa

sin hermanos tampoco.

Esta gente con la llave anclada en el pecho.


En fin que nueve años es
demasiado rápido
demasiado rápido para entristecerse sólo.

Vacío


Ya no cuentan los años. Ni siquiera la expansión de las decepciones. Mirando esta agua irreal que arañaste de la realidad puedo descansar. Descanar del mundo. Descansar de mi. Cuarenta años y un hijo y un par de novelas. Pero no puedo librarme de tu recuerdo. De tu tacto. Por eso esta noche me pienso refugiar en el calor de esta botella. Y no, no te creas tan importante. Es sólo que las ruinas están aquí dentro.

sábado, octubre 14, 2006

Animal sagrado


La mirada de la Mujer de Agua explora la belleza de otros cuerpos. Mujeres con la piel tersa y el cerebro hecho de laberintos. Arquitectura de infinitas invenciones que cuando baila parece un mito en movimiento. Y esta ejecutiva intocada también es infiel con la mirada. Y por dentro. Con convulsiones de deseo. Dos mujeres distanciadas en el espacio se recorren esta noche con el despacioso tacto de las bailarinas en ascensión. Y algo te impide dejar de escucharlas.

Algo parecido a la felicidad

Aplastada en las rutinas de la familia
y la moral miseria de
una industria en declive
sonríe con miradas tristeza
una chica con alma cristal
de Bohemia.

Desde el principio,
casi desde cuando no acierto a recordar
el niño la mira con
secreta fascinación como
quien divisa una promesa
en medio del océano

allí donde ella le pide que siga el juego.

El chico es bueno
muy bueno
pero tiene agallas
y una de esas miserias
que acaban no importando.

Su manera de inclinar la espalda
como si todo le sobrepasase
le consume en un orgasmo de ascensor.

El chico bueno
con la melancólica mirada que
inventa los monstruos más interesantes
para el nuevo y mejor día de los
peques desamparados.

Y puede que nada salga como en las
leyendas

quizá porque esta es una leyenda
tan sutil

que lloras por dentro.

Y lo haces porque estas
con esa expectante silencio
de los instantes en que sientes
liberación




Y más contento
trabajas duro para impulsar una
Granja
mientras te lías un porro
y la chica que deseas
la chica que te incendia
se enamora de cada detalle

Y afirma con la mirada
y niega con las palabras.

Cómo no vas a ensoñarte
de esos azules
con los que ella no detiene la fascinación
mientras cubre de ternura
el sueño de los enanos.

Hay tanta incertidumbre
y una de esas borracheras
esclavizando te acaba

En el piso de sesentañeros
se extinguen sin descanso

Pero la historia de Monika
sin treinta todavía
te libera,
esa manera en la que mueve las manos
me ha permitido fotografiarla
esta noche
en un breve resplandor.

La leyenda lo insinúa

Y cuánto vale una insinuación

con tu insinuación sobra para todo
para mi al menos
será que no tengo no me importa una checa corona
será que mi corazón sigue sin llenarse
o que no puedo parar de celebrarte
y tu me lo notas

más que mis carencias
notas
el increíble cambio
esa manera en la que podemos hacernos

esa manera en la que nos contagiamos la risa



A veces hace falta eso
unos cuantos momentos
unas manos te santifiquen la espalda
y la sola insinuación de ese tren que has cogido
Un tren que vale por lo que hubo

y todo lo que habrá

jueves, octubre 05, 2006

La niña de las preguntas imposibles


Cuando su padre se descuida, ella trepa por su pierna como si fuera el único rascacielos que la puede proteger del jabón que le está picando en los ojos. Natalia sonríe al verla así, hecha un guruño que no deja de trastear mientras le pasa nuevos playmobiles a su hermano Javi. Cuando se quedan juntos, no necesitan más de un par minutos para vivir una historia con el barco que les regalaron los reyes el año pasado. Con el mismo final de siempre: la barcaza hundida y los muñecos por los aires mientras compiten por ver quien es el que se pone antes el pijama. La pequeña Natalia sale corriendo a la cocina y mira como hipnotizada a su madre. Cuando cree que está suficiente ensimismada, le pregunta. ¿Mamá por qué no puedo casarme con el primo cuando sea mayor? Una mezcla de sorpresa y ternura la recorre. ¿Te gusta? Sí, mucho. Natalia se conmueve. Recuerda como cuando pequeña le pasó algo parecido. Pero nunca se hubiera atrevido a decirlo. Así que decide actuar justo de la manera en la que seguro no lo hubiera hecho su madre. Primero la sonríe, luego le acaricia el pelo y enseguida le explica que no se puede casar con él porque si no sale de casa nunca podrá encontrar al chico con el que mejor se lo pasará en toda su vida. Complacida, la pequeña Natalia le suelta un beso y le dice, casi sin pensarlo, sabes mamá, a veces tengo miedo que se me rompa el corazón, porque os quiero tanto a ti y a papá, bueno y también a Javi que no se…Mira, mira, tócamelo, a que parece va a estallar? Con los ojos bañados, Natalia la levanta muy alto y sonríe y…Pero qué personaje que estas hecha y empieza a morderla..Ay no, mamá para, para, mientras ríe con esa magia con la que deben estar hechas las fibras de los movimientos más afortunados del universo.

martes, octubre 03, 2006

Fuera de ti


Si miro las inscripciones de tu piel, debo pensar en ti como una mujer elegante. Inconclusa por elección. Vives en Nueva York porque todos necesitamos alguien enigmático y atormentado que sacuda la rutina de nuestras tristes mañanas de triste. Hasta alguien americano como Hopper. Y sí, te conozco. Bella como para provocar diferencias. Inteligente como para asustarte por todo lo que no sientes. También desgarrada como para temblar dentro. Dentro. Aquí, tal vez. Una sola vez. Apretando los labios traes momentos. La risa y el escándalo serán nuestra única salida. No dejo de mirar esos pies desnudos. Puede que notes enseguida mi impostado acento, pero ahora sé que no puedo indiferenciarme ante tus expectativas enjauladas. Simplemente no saber donde estas. El anhelo que te electrifica los pulmones. Mientras imaginas. Unos instantes. Ya no lo intentas. Tan sólo te sabes. Tus emociones y tu esclavitud. Con suerte, no seremos mucho más que eso: esclavos cardiacos de las estrellas. Pero ya no podré rescatarte de aquel cine saqueado, en el que la energía de tu silencio sugiere un lleno de vacío y placer. El alma de una coleccionista de detalles. Detalles para reír más, lástima ese cazador de angustias haya atrapado también el placer de tu cerebro. Ninguno conocerá ya tu sala de cine. Esa en la que a veces no puedes aguantar la historias porque liberan tu cuerpo y con él la tristeza de todos los momentos prohibidos. Esa en la que a veces yo también pruebo a refugiarme olvidando todo lo que podría haber sido.