domingo, junio 01, 2014

Qué significa ganar

Adoro el deporte. Desde que era pequeño. El deporte ha sido muchas cosas para mí. Me pasaba los recreos regulares en el colegio y los del comedor jugando al fútbol y el baloncesto. Se me daba mejor el deporte de la canasta. Supongo que por eso hoy día soy entrenador de baloncesto. El deporte ha sido una escuela de vida para mí. Me ha enseñado a superarme. El valor del compañerismo, la importancia de disfrutar del momento y estar centrado. Así como de compartir y aprender a leer al otro para avanzar juntos. También ha sido un canal para expresar mis emociones y desarrollar mi disciplina.

Por eso disfruto tanto todavía jugándolo. Casi más entrenando (es lo que tiene la edad, te confiere aspecto de druida). Esta temporada he tenido-tengo la suerte de entrenar junto a mi amigo Pepe a unos chavales con una serie de cualidades difíciles de juntar: son buena gente, son simpáticos y divertidos, lo dejan todo en la pista (seamos sinceros, sobre todo en los partidos) y tienen talento para jugar al baloncesto. También son bastante dispersos y pierden los papeles por las chicas y un refresco parecido a la coca cola. Nadie es perfecto. Con esos ingredientes, ganamos el sábado pasado el Campeonato Municipal en Madrid. La hostia en verso.

Sobre todo, después de ganar en un partido en el que perdíamos por cuatro al entrar en el último cuarto. Por eso me produce tanta satisfacción el equipo que hemos desarrollado. Son chavales que han progresado en el aspecto físico, mental y emocional a lo largo del año. Y nosotros con ellos. Son chavales de muchas nacionalidades (bolivianos, ecuatorianos, colombianos, españoles…)pero con un solo objetivo: jugar bien, pasarlo bien. Ganar.

El sábado lo conseguimos gracias a buenas dosis de esfuerzo, intensidad y acierto. Conseguimos lo más difícil: pasarlo bien bajo presión. ¿Cómo se consigue eso? Amando lo que haces. Repitiendo y repitiendo hasta que te salen las cosas fluidas. Haciendo las cosas por inercia, de tan grabadas que las tienes en tu forma de moverte, tirar, pasar, botar...

Ese instinto lo hemos trabajado en los entrenamientos y luego ellos en las canchas del barrio con sus colegas. También hemos logrado que se respeten (al menos, que tengan claro que tienen que hacerlo porque ya sabemos cómo es la adolescencia, y lo que no es la adolescencia pensará alguno con razón) y que reine un ambiente de camaradería y buen rollo que hace todo más fácil. El caso es que el sábado nos coronamos como campeones de Madrid. Y Garbajosa nos dio el premio. Buen tipo este Garbajosa. Grande como en castillo y cercano como dicen que son los grandes de verdad.

El caso es que este domingo teníamos partido. La final del Torneo de Primavera. Y uno de nuestros jugones sólo podía jugar la mitad del partido porque tenía la comunión de su hermano. A priori, eran más flojos que los del sábado. Les habíamos ganado los dos partidos de liga. Al descanso, ganábamos por seis. Pero no pudimos más. Llegamos hasta donde física y mentalmente nos dieron las fuerzas. Perdimos por uno.
Más de uno de los nuestros rompió a llorar. Hubo quien quería consolarles. Y yo le pedí a la gente que les dejaran tranquilos. Esas lágrimas también forman parte del aprendizaje de la vida. Ha sido el primer KO de la temporada. Las derrotas duelen. Son jodidas. Pero más fáciles de digerir cuando has dado todo lo que estaba en tu mano para ganar.

De eso va el asunto ese de ganar algo. Aprender a perder. Vivirlo, para luego aprender a ser más generoso en la victoria. Al final, lo que te define no son los fracasos que encuentras en la vida, sino la forma en la que los digieres, aprendes de ellos y te sirven como inspiración para ganar en fortaleza, dedicación y superación.

Gracias chavales, ha sido una temporada del copón. 

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